domingo, 29 de junio de 2014

"Todos tenemos un niño escondido dentro"

{"Todos tenemos un/a niño/a escondido/a dentro." Querid@s amigüit@s noventer@s, esta metáfora encierra una 'verdad-verdadera': porque darán igual los años que pasen, los problemas que se nos presenten en la vida ¡Ahí! ¡Ahí siempre habrá un niño mirándote con ojitos brillantes en la oscuridad de tu inconsciente! (miedo). Aquel niño inocente y risueño que comprobó en carnes la ley de la gravedad de Isaac Newton al caerse de la bici cuando alguien tuvo la grandísima idea de quitarle a ésta los ruedines... Aquel niño que engullía un phoskito cuando acababa algún ejercicio díficil del cuadernillo Rubio ¡Qué tiempos! ¡qué hambre!}
El saco de la Risa: tope feliz
¡No me digáis que no es salaó!

Quiero ser breve en esta entrada por ser la primera -siempre la más compleja-, y porque quiero meterme ya en el tema... La cuestión es que desde hace unos días se ha estado gestando en mi cabeza un conglomerado de ideas muy diversas, las cuales espero que vayan tomando forma y sentido a medida que avance con este proyecto. Dará para mucho según lo que tengo en mente.
Me considero una persona de espíritu joven, nací en los 90 por lo que hablaré de lo que conocí y vi de primera mano, sé que como yo muchos hemos disfrutado con las mismas cosas y habremos experimentado sensaciones parecidas. 
¡Nuestra década fue lo más! 

Los juguetes, las series, las películas, los programas y la música de la década de los 90 nos han acompañado desde que tenemos uso de razón. Estuvieron muy presentes en esa etapa de la vida tan relevante para un niño; es evidente su importancia en múltiples aspectos (cualquier entendido en la materia podría dar argumentos mucho más consistentes y científicos). No fueron meras distracciones. Por ejemplo, con ellos aprendimos a jugar bien, a compartir, a reír, a llorar, a odiar, a inventar, a socializar, a leer, a querer, etc. ¿Quién no encontró en su juguete favorito a un/a amigo/a? ¡Sí, como en Toy Story! (qué llorera con la tercera parte, madre mía). Y no sólo eso, sino que muchas veces estaban planteados con un fuerte carácter educativo-pedagógico.

Con este humilde blog pretendo despertar nuestra infancia dormida, movida por la preocupación de que ese niño no nos termine abandonando, muerto de aburrimiento; recuerda que él nunca lo haría (drama). Ya que ese niño grita y patalea por quedarse con nosotros hasta el fin de nuestros días... ¡hecatombe!
Pretendo que sea un espacio divertido, dinámico y cargado de sentimientos memorables. 
Nos vamos a poner nostálgicos, chicos ^-^

Imagen: ¡Me hace mucha gracia! Lo vi y tuve que ponerlo. En el parvulario llevaba este saquito para guardar el almuerzo. Creo que si le apretabas la nariz se echaba a reír.
¡En amazon puedes hacerte con él! Da click aquí, está tirado de precio.

Nota: No tengo conocimientos de educación infantil, ni nada parecido. Sólo escribiré desde mi experiencia y mis recuerdos, con los ojos de la niña que habita en mí. 

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